Trastornos emocionales y periodismo en rosa

Especialmente en ciudades como el DF, viene muy bien que -de vez en vez- nos demos cierto mantenimiento emocional; consetirnos con una rica copa de vino y una deliciosa charla que puede devenir en catártica o simplemente escaparnos de pinta para ir al cine. Una de mis más recientes asignaciones para la revista CEO de Grupo Expansión (marzo 2011), me hizo pensar en cómo los trastornos emocionales están más cerca de lo que imaginamos. Más allá del periodismo en rosa al que nos suenan las notas de responsabilidad social empresarial, resulta que son el grano de arena en estas playas de desventuras. 

Con atención en  los niños 
Un niño inquieto e impulsivo, con falta de atención en la escuela, puede tener problemas más allá de la conducta y las bajas calificaciones. Se puede tratar con un pequeño con TDHA (trastorno por déficit de atención con hiperactividad). Por eso, hoy Carlos López Patán, CEO de la farmacéutica Medix, especializada en tratamientos contra la obesidad y el sobrepeso, dirige los esfuerzos de la Fundación Cultural Federico Hoth, que destina recursos para atender a niños que padecen TDHA.
Además, coherente con su discurso, de manera persona este directivo también apoya a la fundación UNAM, institución de donde es egresado, y patrocina los estudios de un niño de escasos recursos en Veracruz para que pueda concluir su primaria y su educación universitaria si así se requiere. Fueron Julio Hoth, presidente de la compañía, y su esposa María Elena Frade, quienes vivieron en carne propia la falta de especialistas para uno de sus hijos diagnosticado con TDHA. Por eso, decidieron destinar recursos para contribuir a la atención de este problema de salud e impulsaron el Proyecto DAH.
Carlos López explica que se decidió crear un área separada de la empresa, sin fines de lucro, dedicada a atender este trastorno que padecen 5% de los niños mexicanos de entre seis y 16 años, y que no es diagnosticado de manera oportuna. Con más de cinco décadas en el mercado, Medix destina 2% de sus ventas a actividades de responsabilidad social. Además de la fundación, también trabaja con las autoridades capitalinas para recolectar desperdicios de manera adecuada y patrocinar consultorios gratuitos para tratar la obesidad. 
“Tanto la filosofía de los accionistas, como la mía propia, es que debemos retribuir con la sociedad de manera desinteresada. Es algo que hemos incorporado a nuestra cultura organizacional. Si todos lo hacemos, tendremos una mejor sociedad y por lo tanto mejores individuos”, asegura.